En la conferencia de resultados que se celebró la semana del 27 de enero de 2019, Intel ademas de mejorar sus ingresos confirmó que Ice Lake esta todavía en desarrollo. Su lanzamiento sigue fijado para finales de este gran año 2019 que viene lleno de novedades tanto por parte de Intel, como de otras muchas compañías relacionadas con el mundo de la tecnología.
Intel tubo problemas muy importantes con Ice Lake, una arquitectura que marca el salto del gigante del chip al proceso de 10 nm, y que permitirá superar en más del doble la cantidad de transistores integrados en la generación actual bajo el proceso de 14 nm.
El corazón de un procesador son los transistores, y por lo general cuanta mayor sea la cantidad de transistores mas rendimiento tendrá el procesador. Al reducir un proceso de fabricación también permite integrar mas transistores en un mismo espacio, ya que son mas pequeños, pero también hace que su producción sea mas compleja.
Cuanto menor sea el tamaño las fugas eléctricas en las puertas lógicas de un procesador, tienen mas riesgo y la tasa de éxito por oblea se puede reducir de forma considerable. Todo esto, junto al uso de una arquitectura de núcleo monolítico, ha hecho que Intel haya tenido que invertir años de trabajo en el desarrollo de Ice Lake.
Después de haberlo retrasado tantas veces es normal que Intel quiera destacar que el desarrollo de Ice Lake sigue yendo de perlas y que no hay cambios en la fecha estimada de lanzamiento, que como hemos mencionado antes está fijada para finales de 2019.
Por si no lo sabíais, la primera generación de procesadores de consumo general de Intel fabricados en proceso de 10 nm, saldrá con el nombre de Sunny Cove.
El proceso de 10 nm continuará, como poco dos generaciones más, después de la llegada de Sunny Cove, según la hoja de ruta de Intel, que confirmó su lanzamiento para 2020 y 2021 de Willow Cove y Golden Cove.
La próxima transformación que tendrá que afrontar el fabuloso chip, será el cambio a los 7 nm. AMD ya ha logrado llegar a dicho proceso de fabricación, pero también hay que tener en cuenta que lo han hecho con una aproximación muy distinta a la de Intel.
El fabuloso procesador de Santa Clara mantiene, una arquitectura de núcleo monolítico, osease que tanto los núcleos, como los elementos básicos del procesador se sitúan en un mismo encapsulado. Los procesadores de AMD adoptan una arquitectura MCM (módulo multi-chip), que en Zen 2 ha sido llevado a otro nivel.
La unidad básica de un procesador basado en esa arquitectura se conoce como CCX, también integra cuatro núcleos y 16 MB de caché L3. El chiplet está fabricado en proceso de 7 nm, pero todos los elementos I/O y la controladora de memoria se han desplazado a un chip de 14 nm externo, que es el que se encarga de comunicar, además, todos los chiplets.
Para crear un procesador de 16 núcleos bajo la arquitectura Zen 2 AMD utiliza dos chiplets conectados al través del sistema Infinity Fabric, cosa que no pasa en un procesador Intel, donde todos los núcleos comparten el mismo encapsulado. Esto da un mayor rendimiento y una latencia menor, pero entorpece los saltos de procesos de producción y sube los costes.
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